DIEGO PORTALES (I)



Pensamiento político de Diego Portales y su cristalización en el Periódico El Araucano."La creación de un gobierno fuerte y autoritario"




PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO
INSTITUTO DE HISTORIA
PROGRAMA DE MAGÍSTER EN HISTORIA
POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES
SEMINARIO: GÉNESIS DEL ESTADO EN CHILE

Socialización del ideario político de Diego Portales en El Araucano:
Consolidación del Orden y la tranquilidad a partir de un Gobierno
fuerte y autoritario
Profesor: Santiago Lorenzo Schiafino
Comisión examen: Eduardo Araya Leupín
Alumna: Ana Henríquez Orrego


NOTA INTRODUCTORIA


Uno de los rasgos más característicos de Portales fue su ascendiente sobre los hombres de su generación, lo que le permitió influir en el gobierno de Prieto y en la conducta pública de algunos contemporáneos como Bello, Egaña, Garrido, Tocornal, etc. En la política interna su participación fue protagónica… El hecho es que sus consejos fueron escuchados con atención, y normalmente primaron y dieron el tono a dicha administración”.[1]


La hipótesis que pretendemos verificar a través de la siguiente investigación es la siguiente: Sin ser el periódico oficial, El Araucano se convirtió en el portavoz de los valores políticos del Gobierno instituido tras la revolución de 1829 y en su discurso es posible identificar fuertes vinculaciones con el ideario político de Diego Portales.

Nuestro principal objetivo será identificar las ideas fuerza o lineamientos directrices de las ideas socializadas en El Araucano para luego contrastarlas y compararlas con el ideario político de Diego Portales.

Compararemos y contrastaremos el pensamiento político de Portales con las “ideas fuerza” desarrolladas en El Araucano. Utilizaremos como límites cronológicos el inicio de esta publicación periódica (17 de septiembre de 1830) y la fecha de promulgación de la Constitución reformada (25 de mayo de 1833). La razón que fundamenta este encuadre cronológico es que la Constitución de 1833, podría considerarse como la concretización de las ideas de portales sobre como debía ser el Estado en Chile, puesto que como afirma Bernardino Bravo “la constitución de 1833 no se dictó para establecer un régimen de Gobierno, sino para consolidar uno ya establecido”.[2]

En cuanto a los límites documentales, el objetivo primario será analizar la socialización de ideas y valores políticos a través de las páginas de El Araucano, en contraste y comparación con el ideario político que Diego Portales esbozó a través de su correspondencia.

Para ello partimos de dos premisas:

Primero que El Araucano, sin ser el periódico oficial se convirtió en portavoz del Gobierno establecido en Chile tras la revolución de 1829-30. Segundo que Diego Portales, sin llegar a ocupar la presidencia del país, fue el hombre que mayor influencia tuvo en la organización y estabilización de la naciente República.

Por lo anterior, las fuentes primarias que se analizarán en la presente investigación se remiten, esencialmente, a los mensajes editoriales del periódico El Araucano, incluyendo en algunos casos, otras secciones de dicha publicación. Con el objeto de contrastar con la información anterior se ha llevado a cabo una selección de las principales cartas de Diego Portales en las que expresa su opinión respecto del acontecer político del país.

El material bibliográfico en que hemos sostenido nuestro análisis es diverso y en muchos casos contradictorio, ello se explica a partir de las controversias que ha generado en el mundo historiográfico la figura de Diego Portales, estimado u odiado, constructor de un nuevo orden o tirano, y todo tipo de epítetos referidos a su acción política desfilan entre las páginas dedicadas a su persona. No es nuestra intención forjar un nuevo juicio histórico hacia este “personaje”, por ello es que procuraremos esbozar las principales visiones historiográfica que se han hecho cargo de su análisis, pero nuestro objeto final se remitirá a analizar en qué medida su pensamiento e ideario político se encuentra reflejado en las ideas socializadas en el periódico El Araucano, es decir, de qué modo sus percepciones respecto del gobierno, del tipo de gobernante, del tipo de justicia, del tipo de ciudadano idóneo se refleja en los planteamientos de los redactores de dicho periódico.

Entre los autores que guiarán nuestro análisis se encuentra principalmente Ramón Sotomayor Valdés con su libro “Historia de Chile bajo el Gobierno del general Joaquín Prieto”, Alberto Edwards con “La fronda aristocrática”, Alejandro Guzmán con “Portales y el Derecho”, Raúl Silva con “Ideas y confesiones de Portales”, Bernardino Bravo (compilador) con “Portales, el Hombre y su obra”, Simon Collier con “La contracción de una República 1830-1865”, Gabriel Salazar con “Construcción de Estado en Chile”, Sergio Villalobos “Portales una falsificación histórica”, entre otros.

Para cumplir los objetivos señalados, la investigación ha sido estructurada en cuatro capítulos. En el primero de ellos titulado “El rol de Diego Portales en la Génesis del Estado en Chile”. En este apartado expondremos la síntesis de los planteamientos de los principales investigadores que se han abocado al estudio de Portales, pero sólo destacando aquellos aspectos que nos parezcan relevantes en lo referido a la configuración del Estado.

En el segundo capítulo, titulado “Diego Portales y la instauración de un gobierno fuerte y autoritario” nos proponemos delinear y exponer la esencia del ideario político de Diego Portales, acudiendo a sus epístolas como fuente principal de donde podremos desentrañar su pensamiento. Así, una vez que conozcamos, en esencia, el ideario político de Diego Portales será posible adentrarnos, netamente, en el análisis comparativo de tales ideas y de su posible socialización a través de “El Araucano”.

Para llevar a cabo tal empresa investigativa partimos de las siguientes premisas: Por una parte, que este periódico vendría a ser la concreción de una propuesta del propio Portales, quien manifestó su interés por promover la transparencia de la marcha del Gobierno[3] y, por otra parte, que la “dominante” personalidad de Portales se trasformó en el referente de los hombres comprometidos con el Gobierno Conservador. A partir de lo expuesto, el problema que se nos plantea es el siguiente: si Diego Portales es el hombre más influyente y decisivo en la instauración del Gobierno Conservador tras el triunfo de éstos en Lircay[4] ¿En qué medida y en qué aspectos tal influencia puede verse reflejada en el principal medio de difusión que respaldó al Gobierno a partir de septiembre de 1830?.

Ante estas circunstancias, nos adentramos en el estudio y análisis de “El Araucano” con el objeto de, en primer término, conocer los ejes directrices entorno a los cuales estructura su mensaje y su discurso, para luego, contrastarlo con el ideario político de Diego Portales. En definitiva, buscaremos conocer las ideas fuerza (conceptos) que pretenden ser socializados por “El Araucano”, y a través de éstas consideramos que será posible perfilar las características del Estado instaurado en Chile a partir de 1830, es decir, podremos conocer y constatar, desde el punto de vista conceptual, las bases sobre las que se cimentó la génesis de nuestro Estado.
Para ello en el tercer capítulo, titulado “El Araucano: periódico portavoz del Gobierno Conservador”, presentaremos una caracterización general del periódico, desde el punto de vista estructural y conceptual, subrayando las principales líneas temáticas abordadas en el periodo analizado (septiembre de 1830 a junio de 1833), en este capítulo también se explicará la vinculación del periódico con el Gobierno y las razones por las cuales es difusa su catalogación de periódico oficial.

En el cuarto y último capítulo, titulado “Ideas fuerza de El Araucano en contraste con el ideario político de Diego Portales”, se presenta el resultado del análisis sistemático de los contenidos conceptuales desarrollados por El Araucano en el período en cuestión. Será en este capítulo donde se apreciará, netamente, nuestras técnicas de levantamiento de información, las cuales, en esencia, consistieron en extraer en fichas temáticas la síntesis de las principales ideas contenidas en los mensajes editoriales y en la sección dedicada a los documentos gubernamentales. A partir de tales fichas se elaboraron cuadros de síntesis y un cuadro estadístico en que se expone la frecuencia con que cada temática es tratada a lo largo del periodo investigado. Considerando tales parámetros se identificarán las ideas fuerza socializadas por El Araucano y luego se contrastarán con el ideario político de Diego Portales, intentando establecer similitudes y diferencias.
Finalmente, es preciso señalar que el presente estudio es el producto del Seminario de “Génesis del Estado en Chile” del Programa de Magíster en Historia de la PUCV, dirigido por el profesor Santiago Lorenzo, a quien se agradece la oportunidad de explorar estos interesantes ámbitos de la investigación histórica.

NOTAS
(FALTAN NOTAS DE PIE DE PAGINA)


Capítulo I
El rol de Diego Portales en la génesis del Estado en Chile

¿Qué elementos conceptuales y fácticos primaron en la formación y génesis del Estado en Chile?. Tal es la interrogante que intentaremos dilucidar a lo largo del presente capítulo. Para cumplir tal objetivo expondremos y contrastaremos diversas posiciones historiográficas, que nos permitirán formarnos un panorama general respecto de la problemática planteada.

Si bien, puede ponerse en discusión la problemática respecto de cuándo se encuentra realmente instituido el Estado de Chile, nuestro objetivo se aleja de tales conjeturas, puesto que lo que delinearemos en el presente capítulo son algunas de las vertientes interpretativas respecto del rol de Diego Portales en la génesis de nuestro Estado.

Como se desmostará a lo largo del presente trabajo, Portales no fue, ni pretendió ser, un teórico de doctrinas políticas, ni filosóficas, por tanto, el rol que ha de haber desempeñado en la instauración del Estado de Chile no se relaciona con esos ámbitos, sino que se liga a la gran preponderancia y ascendiente que logró tener entre los círculos de poder de su época. En relación a esto, Alberto Edwards dirá: “su concepción política pasó a ser patrimonio común de todo el mundo”.[1]

Partiendo entonces, de tal premisa o tal supuesto, nos adentramos en el estudio y análisis del rol político de Diego Portales en la génesis del Estado de Chile. En estas circunstancias volvemos a retomar nuestra pregunta inicial: ¿Cuáles son los elementos conceptuales y fácticos que delineas la configuración del Estado de Chile?.

Para dar respuesta a esta amplia pregunta, expondremos en este apartado la síntesis de los planteamientos de los principales investigadores que se han abocado al estudio de Portales, pero sólo destacando aquellos aspectos que nos parezcan relevantes en lo referido a la configuración del Estado.
Entre los principales investigadores que se han propuesto conocer y en algunos casos, enjuiciar el rol político de Diego Portales contamos durante el siglo XIX a los liberales José Victorino Lastarria (1861), Benjamín Vicuña Mackena (1863), Isidoro Errázuriz (1877) y Barros Arana (1896). Los conservadores Ramón Sotomayor Valdés (1875) y Carlos Walker (1879). Mientras que en el siglo XX entre los más destacados investigadores de Portales figuran Alberto Edwards (1927), Francisco Encina (1934), Mario Góngora (1982), Sergio Villalobos (1989), y una obra colectiva compilada por Bernardino Bravo Lira (1989). Las últimas obras referidas (tangencialmente) al rol político de Portales pertenecen a Simon Collier y Gabriel Salazar, ambas publicadas en el 2005.

La historiografía liberal, vinculada de una u otra forma a los derrotados de Lircay, fueron los primeros y más numerosos en emprender la tarea de estudiar y enjuiciar el rol de Portales en la política nacional. Así por ejemplo, Lastarria en su obra “Don Diego Portales. Juicio Histórico”, considera que Portales no es más que el jefe y representante de la reacción colonial, y que el único rol desempeñado fue detener la revolución de la independencia que establecería una república democrática.[2] Por su parte, Vicuña Mackenna, en su obra, supuestamente dedicada a estudiar el gobierno de Montt, termina perfilando lo que a juicio de varios historiadores (entre ellos Enrique Brahm y Sergio Villalobos) se constituye como una obra seria, sistemática y detallada de Portales, en quien Vicuña Mackena encontraba el origen del delineamiento del gobierno fuerte y autoritario de Manuel Montt. Para Vicuña Mackenna, Portales no fue –como afirmaba Lastarria- el jefe de la reacción colonial iniciada en 1829, de hecho, habría actuado como contrapeso entre el carácter de esta última y el desenfrenado optimismo democrático reinante en Chile hasta 1929.[3] En ambos autores liberales se delinea como principal característica del régimen instaurado por Portales, la dureza, la severidad, la arbitrariedad; mientras que el rasgo positivo que destacan es el patriotismo y la falta de ambición.

La interpretación conservadora del rol político de Portales, la entregó, por primera vez, Ramón Sotomayor Valdés en su obra “Historia de Chile bajo el Gobierno del General don Joaquín Prieto” (1875). Sotomayor entrega en su obra una interpretación positiva y justifica los actos que la historiografía liberal, hasta entonces, había condenado.

Los medios utilizados son justificados por los resultados, especialmente por haber entregado al país una organización, un orden y especialmente un alto grado de respeto a la autoridad. Con objetivos concretos, fuertemente conciente de la realidad, aplicó con métodos fuertes, a veces arbitrarios un tipo de gobierno fecundo y creador.[4]

Según Sotomayor Valdés, Portales logró comprender la fuerza de la comunidad, el poder de la ley, el derecho, la razón de la autoridad, no mirando en los individuos, sino en los instrumentos, o mejor dicho, los servidores accidentales de aquellos principios. Bajo este punto de vista, el sistema de Portales tendió a la impersonalidad, importándole muy poco el bien o mal adquirido prestigio de los hombres de la época.[5]

Un aspecto primordial del “nuevo orden” establecido por Portales fue la severidad contra la criminalidad y contra todo tipo de desorden. Ello tendía a establecer una diferenciación radical con el gobierno derrocado, por ello “a la contemporización sistemática debía suceder el rigor sistemático”.[6] El objetivo último fue, a juicio de Sotomayor Valdés, establecer, el orden, la paz pública y la moralización de la administración, y para ello lo esencial fue fortalecer el principio de autoridad en nombre de la paz pública y del progreso de las ideas, de la industria y de la moralidad. “Tal llego a ser el programa político del partido conservador y la justificación del movimiento revolucionario de 1829”.[7]


Terminando el siglo XIX, otro liberal, Diego Barros Arana, imprime sus apreciaciones respecto de Diego Portales, pero sus aseveraciones y conclusiones parecen estar más cercanas a Sotomayor Valdés que a sus compañeros ideológicos (Lastarria y Vicuña Mackenna). No acepta la tesis de la reacción colonial y juzga de modo severo los desordenes, revueltas y derramamientos de sangre producidos entre la caída de O´Higgins y 1829.[8] Consideró que con Portales “se imponía un sistema político que siendo severo y restrictivo, llevaba el sello de seriedad y de firmeza, que no habían podido imprimir a sus actos los gobiernos que venían sucediéndose desde 1823”.[9]

Pero las conclusiones de Barros Arana sufrieron un vuelco pocos años después, cuando publica su obra “Un decenio de la Historia de Chile (1941-1951)”. En este escrito se perfila con mayor claridad la filiación liberal de Barros Arana, al poner énfasis en el carácter represivo del régimen portaliano y además en afirmar que la obra de Portales no era más que la reacción colonial que había puesto freno a los impulsos liberales y democráticos.[10]


Como señala Enrique Brahm, la historiografía portaliana durante el siglo XX, tendió a alejarse de interpretaciones partidistas e ideologizadas,[11] pretendiendo, más bien buscar respuestas profundas que permitieran llegar a comprender cuales eran los principales sustentos del gobierno y el Estado generado a partir de Portales, o bien, recurriendo a palabras de Portales ¿cuál ha de haber sido el principal resorte de la máquina?.[12]

El primer autor que destacó en el siglo XX fue Alberto Edwards, para quien Portales ejerció una labor restauradora, vinculada esencialmente a la idea de recuperar una herencia colonial de un poder fuerte y duradero superior al prestigio de un caudillo o a la fuerza de una facción. “Restauró la monarquía no en sus principios dinásticos, sino en sus fundamentos espirituales, fuerza conservadora del orden y las instituciones”.[13] Desde esta perspectiva, Edwards llega a afirmar que el principal resorte de la máquina es la “autoridad tradicional”, es decir, el gobierno obedecido, respetable y respetado, eterno, inmutable, superior a los partidos y a los prestigios personales. “El país siguió obedeciendo no a Prieto, Bulnes o Montt, sino al Gobierno. Como antes se obedeció no a Carlos III o Carlos IV, sino al rey”.[14] Esto hacía del Gobierno una institucionalidad impersonal, que se convirtió –a juicio de Edwards- en el rasgo característico de la creación de Portales. Restauración de la autoridad e impersonalismo son entonces los rasgos principales del Estado portaliano.[15]

Otro de los autores que destacamos en esta revisión historiográfica respecto del rol de Portales en la génesis del Estado en Chile es Bernardino Bravo Lira, quien manteniendo la línea interpretativa de Alberto Edwards sostiene que “el llamado régimen portaliano y el llamado Estado portaliano no son, en último término, sino una nueva versión, actualizada, del régimen y el Estado indiano”.[16] Lo importante de la obra portaliana, según Bravo Lira, fue el establecimiento de un régimen de gobierno. Bravo Lira llega a afirmar que los liberales que lo criticaron, estuvieron más cerca de comprender a Portales al tacharlo de reaccionario.[17] Pero no todo fue restauración, sino que a ésta se agrega y se conjuga con el constitucionalismo, que hizo que el gobierno fuerte y eficaz al estilo indiano pudiera ser conjugado con la institución parlamentaria. “Portales reestableció el gobierno identificado con los grandes intereses de la patria, sobre la base de las instituciones indianas que persistían y bajo una forma constitucional”.[18]

Reconociendo un profundo respeto y admiración por la obra de Alberto Edwards, el historiador Mario Góngora contradice dos de sus planteamientos fundamentales. En primer lugar, para Góngora, la creación portaliana es moderna, no una restauración, como lo es para Edwards.[19] Tampoco es impersonal.[20] El rechazo de la impersonalidad, no significa que Góngora considere que la obra portaliana sea personalista, sino que se apoya en una aristocracia, que por definición no puede ser impersonal. Góngora identifica el resorte principal de la máquina portaliana en un elemento psicológico: identificación de buenos y malos.

Los dos últimos autores que reseñaremos en esta revisión historiográfica son Sergio Villalobos y Gabriel Salazar. Ambos autores manifiestan una visión crítica y negativa del rol político de Portales. El primero de estos, intentando desmitificar la figura de Portales escribe su “Portales: una falsificación histórica” (1989), poniendo en tela de juicio la probidad de Portales en aspectos de su vida privada y destacando sobre todo aspectos arbitrarios del ejercicio político de su protagonista. Con todo, para Villalobos el resorte principal de la máquina es la voluntad y la dureza de los hombres de Gobierno y del sector social que representaban, manifestada concretamente en aspectos tiránicos y represivos.[21] Desestima la concepción tradicional de atribuir a Portales el mérito de haber establecido en Chile un régimen político estable basado en el derecho y la institucionalidad. Y considera que también es parte del mito la idea de que en Portales se encuentran las claves de la génesis del Estado chileno. Le atribuye rasgos personalistas, destacando, a partir del análisis de sus cartas, el desprecio a la constitución y a las leyes.[22]

Del libro de Sergio Villalobos se desprende un frustrado intento de desmitificar la figura de Portales atacando su probidad en asuntos personales y subrayando aspectos arbitrarios, tachándolo de tirano y dictador, cuestión que desarrolla ampliamente en su último libro Gabriel Salazar.
Salazar en su libro “Construcción de Estado en Chile” (2005), considera que los fundamentos del “régimen o Estado portaliano se caracterizaron desde su fundación en 1830 hasta avanzado el siglo XX, por el autoritarismo local de los intendentes, gobernadores, subdelegados e inspectores, que a menudo llegó a ser más drástico que el del gobierno central. Y fue ese autoritarismo el que, en definitiva destruyó la democracia local de los cabildos, la autonomía de los pueblos y la soberanía relativa de las provincias”.[23]

En definitiva, de todos los capítulos que Salazar dedica al rol político de Portales se desprenden los siguientes planteamientos: Dictadura de origen golpista, autoritaria, arbitraria, represiva, que ejerció la violación de derechos civiles y humanos, orden público dictatorial, justicia dictatorial, maquillaje constitucional con esqueleto dictatorial, tiranía, represión, despotismo, al margen de la ley, de la constitución, abuso de facultades extraordinarias, brutal política policial, dictadura de Portales, terror, poderes absolutos, negación de la constitución, dureza, arbitrariedad, justicia sumaria, Consejos de Guerra sin apelación, dictadura civil de Portales, etc.

Finalmente, Salazar sostiene que si es real que el “orden portaliano” o “estado portaliano” duró hasta 1860 o 1891 o hasta hoy: es preciso observar para qué sirvió, en los hechos reales, ese orden. “El mito del orden portaliano, fue en esencia un orden policial y militar, se basa sólo en una sinrazón si no se prueba que ese orden fue beneficioso para todos los chilenos”.[24] En esencia, la crítica de Salazar es que ni siquiera los fines o resultados obtenidos, justifican los medios utilizados, puesto que el orden en sí mismo, no puede ser considerado un fin. He ahí que la represión y la dureza de las medidas gubernamentales no se justifican por la necesidad de mantener la tranquilidad en el país.

Como hemos visto, todos los historiadores analizados, liberales o conservadores, simpatizantes y detractores, coinciden en señalar que la dureza del régimen establecido fue uno de los rasgos fundamentales. La distinción está en la justificación o reprobación de los medios utilizados. Las diferencias radican en interpretar si la obra portaliana es una creación moderna o bien una restauración y en dilucidar si el régimen entrañaba el personalismo o el impersonalismo.


Expuesta una panorámica general respecto de los fundamentos portalianos vinculados a la génesis y conformación del Estado de Chile, en los siguientes capítulos nos proponemos delinear y exponer la esencia del ideario político de Diego Portales, acudiendo a sus epístolas como fuente principal de donde podremos desentrañar su pensamiento. Así también, compararemos y contrastaremos el pensamiento político de Portales con las “ideas fuerza” desarrolladas en El Araucano. Utilizaremos como límites cronológicos el inicio de esta publicación periódica (17 de septiembre de 1830) y la fecha de promulgación de la Constitución reformada (25 de mayo de 1833). La razón que fundamenta este encuadre cronológico es que la Constitución de 1833, podría considerarse como la concretización de las ideas de portales sobre como debía ser el Estado en Chile, puesto que como afirma Bernardino Bravo “la constitución de 1833 no se dictó para establecer un régimen de Gobierno, sino para consolidar uno ya establecido”.[25]

NOTAS

[1] Edwards, Alberto, La fronda aristocrática, Editorial Universitaria, Santiago de Chile 2005, página 60
[2] Lastarria, José Victorino, Don Diego Portales, Juicio Histórico, Valparaíso, 1861. Página 39 - 43
[3] Vicuña, Mackena, Introducción a la historia de los diez años de la administración Montt. D. Diego Portales, Santiago, 1863. página 18
[4] Sotomayor Valdés, Ramón, Historia de Chile bajo el Gobierno del General don Joaquín Prieto, Fondo Histórico del Presidente Joaquín Prieto, Santiago de Chile 1962. Volumen I. Página 79
[5] Ibidem, página 9
[6] Ibidem, página 20
[7] Ibidem, página 50
[8] Barros, Arana, Diego, Historia General de Chile, Santiago, 1884. 1902. Volumen XVI, página 60.
[9] Barros, Arana, Diego, Ob. Cit., página 622
[10] Barros, Arana, Diego, Un decenio de la Historia de Chile (1941-1951), Santiago, 1905-1906. página 21
[11] No podemos afirmar lo mismo respeto de la obra de Gabriel Salazar, Construcción de Estado en Chile, Editorial Sudamericana, Santiago de Chile 2005.
[12] Brahm, Enrique, “Portales en la Historiografía”. En: Bravo Lira, Bernardino, Portales: El Hombre y su obra la consolidación del gobierno civil, Editorial Jurídica de Chile, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1989. Página 464
[13] Edwards, Alberto, Ob. Cit., página 62
[14] Ibidem, 68 - 69
[15] Edwards, Alberto, Ob. Cit: “(con Prieto) Se inauguró un gobierno impersonal, serio, estable, regularmente elegido, y que la masa del país obedecía y respetaba; vencedor en su lucha contra la anarquía. En septiembre de 1831, Portales había llegado a la cumbre del éxito y del poderío. Consecuente con principios de desinterés y patriotismo, Portales abandona el poder y los honores y vuelve a Valparaíso”. Página 69
[16] Bravo, Lira, Bernardino, De Portales…, Ob. Cit., página 18
[17] Ibidem, página 25
[18] Bravo, Lira, Bernardino, Historia de las Instituciones políticas de Chile e Hispanoamérica, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1986.
[19] Góngora, Mario, Ob. Cit.: “Es una creación “moderna”, nada semejante al mundo hispánico colonial, más bien centralizadora a la francesa, con toda fragilidad de estados recién nacidos en el siglo XIX, sin ningún sentido sagrado como los reinos medievales. Con todo ese régimen duró 60 años. (En torno a esa idea matriz se formó la clase política chilena, lo que Isidoro Errázuriz llama “casta sacerdotal”: Montt, Errázuriz Zañartu, Santa María, Varas, Máximo Mujica, Francisco Echaurren”. Página 81
[20] Góngora, Mario, Ob. Cit.: “El régimen de Portales no era impersonal o abstracto, sino que el gobierno tenía que apoyarse en una aristocracia –de terratenientes, no de señores feudales-, pero esa clase debería estar sujeta obedientemente al Gobierno por su propio interés en el orden público. Lo impersonal es propio de una burguesía o de un proletariado industrial, nunca de una aristocracia”. Página 80
[21] Villalobos, Sergio, Portales una falsificación histórica, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2005. Página 120
[22] Ver: Epistolario, vol. II, 203, 298, 302, 303, 378, 410.
[23] Salazar, Gabriel, Construcción de Estado en Chile, Editorial Sudamericana, Santiago de Chile 2005. Página 378
[24] Ibidem, página 519

[25] Bravo, Lira, De Portales a Pinochet, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1985. página 28









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2 comentarios:

HISTORIA1IMAGEN dijo...

este trabajo obtuvo un 70 en la presentación y defensa ante la comisión de exámen. compuesta por don Sabtiago Lorenzo y don Eduardo Araya

Anónimo dijo...

Hola!

Portales...Un gran hombre (es un juicio de valor personal...no ponerlo en los trabajos! :D)

El otro día estaba echando una ojeada a las cartas de este caballero, y leí en la carta de Portales a José Manuel Cea en 1822(esa ke representa plenamente su ideal político), justo antes de ese parrafo de "A mí las cosas políticas no me interesan":

"Los periódicos traen agradables noticias para la marcha de la revolución en toda América. Parece algo confirmado que los Estados Unidos reconocen la independencia americana. Aunque no he hablado con nadie sobre este particular, voy a darle mi opinión.
El Presidente de la Federación de N.A., Mr. Monroe, ha dicho: "Se reconoce que la América es para éstos".
¡Cuidado de salir de una dominación para caer en otra!
Hay que desconfiar de esos señores que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de la liberación, sin habernos ayudado en nada: he aquí la causa de mi temor. ¿Por qué ese afán de Estados Unidos en acreditar Ministros, delegados y en reconocer la Independencia de América, sin molestarse ellos en nada?
¡Vaya un sistema curioso, mi amigo!
Yo creo que todo esto obedece a un plan combinado de antemano; y ése sería así: hacer la conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Esto sucederá tal vez hoy no, pero mañana sí. No conviene dejarse halagar por esos dulces que los niños suelen comer con gusto, sin cuidarse de un envenenamiento."

Ese último párrafo es genial.
Anti-imperialista total.
Y patriota al máximo.
(Otro juicio de valor...no es un análisis objetivo jajajjajaja)

Es curioso como logra predecir, casi 100 años antes, la gran influencia k tendría Estados Unidos en el Mundo. Podemos ver k la aseveración "hacer la conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera" es absolutamente real en la actualidad, y lo ha sido durante los últimos 90 años (me corrige si son más o menos años.)

Era eso.

Esperando k esté bien.

David Vásquez
CDT - 3º Medio

PD: A propósito de EE.UU. le dejo el vínculo del documental conflictivo k quería k viera. Si tiene tiempo, le pega un ojeadita:
http://video.google.com/videoplay?docid=3819618435698830727&pr=goog-sl

Un abrazo!