JOSE FRANCISCO VERGARA (I)



JOSÉ FRANCISCO VERGARA: APROXIMACIÓN A UNA EMBLEMÁTICA PERSONALIDAD DE VIÑA DEL MAR

Texto: Ana Henríquez Orrego, Historiadora Archivo Histórico Patrimonial
Digitalización: Javiera Vargas Mejías, Diseñadora Archivo Histórico Patrimonial


El nombre de José Francisco Vergara empapa la ciudad de Viña del Mar, y sin embargo, le conocemos poco. Esa ha sido la reciente reflexión de quienes han intentado acercarse al estudio de su emblemática personalidad[1]. Instalado en Viña del Mar, producto de los avatares de su profesión (1853), queda anclado para siempre en estas tierras, al encontrar en ellas a la mujer que, en agosto de 1859, habría de convertirse en su esposa, doña Mercedes Álvarez, heredera de la hacienda que más tarde adquiriría el título de ciudad. Esto último, producto de la iniciativa del Señor Vergara. En efecto, “el joven ingeniero agrimensor que había llegado a trabajar en la construcción del ferrocarril que uniría Santiago con Valparaíso terminó construyendo una gran ciudad”[2].
Imposible tarea, la de comunicar en estas breves reflexiones la magnitud de su relevancia histórica. No obstante, sirvan ellas de bosquejo e invitación para aproximarnos a su conocimiento.
Un monumento erigido el año 1996 en el corazón de nuestra ciudad, en la plaza, que también lleva su nombre, nos muestra a un hombre de paso firme y decidido, portando un pergamino que simboliza su proyecto para la formación de la Población de Viña del Mar. Tal petitorio fue realizado ante el Intendente de Valparaíso en diciembre de 1874, siendo aprobado en el transcurso del mismo mes. La persona encarnada en este monumento, parece reflejar la fuerza de un visionario, cuya mirada se pierde en el horizonte, ¿quién fue este hombre?, ¿cuál fue su pensamiento, sus principales ideas, sus objetivos, su desempeño en el desenvolvimiento del acontecer nacional?.
No pretendemos responder aquí estas interrogantes , sirvan más bien de desafío, pero ante ello, no esperamos que nuestros lectores se lancen a las mareas turbulentas de la historia, donde todo y nada existe, sino que hacemos una invitación a encontrarse de forma directa con los escritos del Señor Vergara, especialmente con sus cartas privadas y discursos políticos[3]. En las primeras, descubriremos al padre afectivo que aconseja incansablemente a sus hijos, respecto de las cosas más cotidianas y sublimes de la vida, pero en estas mismas, también se revela al hombre público, al diputado, al senador, al ministro de guerra, que comenta con su familia sus quehaceres políticos, sus propuestas, sus angustias, sus estrategias militares, etc.
Con el objeto de ilustrar lo anterior, exponemos el extracto de una de las cartas de don José Francisco a su hijo Salvador. El documento en cuestión, se enmarca en el contexto de la Guerra del Pacífico, conflicto en el que J. Vergara desempeñó los cargos de asesor en comandos (junio de 1879) y Ministro de Guerra (junio 1880).
“¡Que tal, amado hijo mío, escribiéndote desde un campamento después de haberte exhortado tanto a desechar i combatir tus gustos marciales!. ¡Cuándo habrías creído, leyendo mis cartas, que pocos meses mas tarde habría de verse tu padre ocupado todo el día de cosas de la guerra... La víspera de ese día, es decir el 22 de mayo, se había recibido aquí la noticia confusa de un combate tenido en Iquique entre la Esmeralda i la Covadonga con el Huáscar y la Independencia, pero con poquísimos detalles... No me cansaré de repetirte de que trabajes con empeño por instruirte; por ser un miembro útil de la sociedad... Prat fue un joven estudioso que a pesar de su profesión de marino estudió leyes i se recibió de abogado, i ya vez por el fin que supo tener el temple que dio a su alma”. (30 mayo 1879)


NOTAS

[1] Ver: Archivum Nº 6. Revista del Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar, 2004
[2] Silva, Roberto, José Francisco Vergara, gran conductor y estratega civil de la Guerra del Pacífico. En: Archivum Nº 6.
[3] En: Archivo Histórico Patrimonial de Viña del Mar, Fondo Vergara.


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